Emocionado y agradecido por volver a Sevilla, “la tierra donde quizás más gozó como torero y más en concreto en la Maestranza, donde paladearos sus exquisitas maneras y que también sufrió con él”.
La trayectoria del fino torero transcurrió de abrir la Puerta del Príncipe como novillero a sufrir una cornada terrorífica en la cara. Para después reaparecer en el mismo año de la cogida, a los dos meses y medio, y a la vieja usanza, vistiendo el mismo traje, alojándose en el mismo hotel y en la misma habitación. “Cosas de torero. No existían las supersticiones para él”.
Lucio Sandín ha sido un ejemplo de clasicismo torero y de sentimiento. Y además de Sevilla, Barcelona o Pamplona fueron testigos de sus triunfos.
Su carrera resultó efímera por las circunstancias, pero fue de las que dejan huella, tanto es así que 40 años después de su alternativa en la Maestranza, un domingo de Resurrección con Romero y Paula, el Club Taurino de Sevilla “ha querido compartir con él un homenaje a su figura y a su alternativa, que tomó vestido de verde y plata en homenaje a los colores de la bandera de Andalucía, tal es el amor que siente por nuestra tierra”.
Según sus propias palabras, el espejo y referente para Sandín “es Curro Romero, su padrino de alternativa, a quien admira profundamente como torero y como persona”.
Al torero madrileño le sigue impactando, 40 años después, recordar la figura de su compañero José Cubero “Yiyo”, quién junto a Julián Maestro, formaron parte de los llamados “Príncipes del toreo”.
El acto se desarrolló en el restaurante “Las Piletas”, después de haber dado un paseo por el barrio de Triana, “que le trajo bonitos recuerdos”. También hubo tiempo para visitar la capilla de los Marineros y concluyó con un brindis por el maestro, quien tuvo palabras emocionadas dirigidas a Sevilla, por lo que ha significado personal y profesionalmente en su vida.